Antes de que me diga que ya puedo abrir los ojos ya sé que no estoy donde quiero estar.
Aunque parezca mentira, esta certeza es el mayor de los pasos que doy desde que me lo encontré. Ahora es fácil decir no tendría que haber entrado
no tendría siquiera que haber abierto la puerta
habría sido mejor seguir en el silencio de mis paseos discretos